7 de enero de 2014

hablamos de rehabilitación energética

Cuando hablamos de  rehabilitación de los edificios, lo asociamos  a una necesidad puntual  de mejora debida a algún problema o deterioro de una parte de los mismos. Sin embargo, recientemente se está  incorporando un nuevo concepto: Si hay que rehabilitar, hágalo con criterios energéticos.


Los  edificios son auténticos depredadores de energía y suelen ser, además, los que precisan de una rehabilitación por un determinado problema,  por ello, se trata  de dar una solución  global al problema:

Una vez sea necesaria la rehabilitación de un edificio, incorporemos el aislamiento necesario para reducir su consumo de energía.


La  rehabilitación  energética  de  los  edificios,   entendemos que gira  en  torno  a  cuatro medidas  principales, donde se concentran los mayores potenciales de ahorro: 
  1. Rehabilitación energética de la envolvente térmica de los edificios existentes;
  2. Mejora  de  la  eficiencia  energética  de  las  instalaciones  térmicas  existentes  (calefacción, climatización y producción de agua caliente sanitaria);
  3. Mejora de la eficiencia energética de las instalaciones de iluminación interior.  
  4. Renovación del parque de electrodomésticos.
Al  concepto general de rehabilitación, le  introducimos el concepto de mejora energética de los edificios, así podemos definir la rehabilitación energética, como la aplicación de medidas que permitan obtener una  reducción de la demanda de energía sin reducir el confort del usuario.


¿Qué medidas se pueden adoptar para reducir el consumo energético de las viviendas?

Existen dos tipos de medidas de rehabilitación de edificios encaminadas a  obtener ahorros energéticos:

  • Medidas pasivas: que mejoran la envolvente del edificio, dado que las capacidades  aislantes afectan directamente a las necesidades de energía para mantener el  confort deseado.
  • Medidas activas: que mejoran las instalaciones y/o sugieren una diversificación de  fuentes de energía consumida por el edificio. El rendimiento y la eficacia de cada instalación afecta directamente al consumo de energía final y primaria.

Cualquier acción en este sentido constituirá un ahorro neto de energía.

No obstante, para enfocar las medidas de rehabilitación energética, debemos considerar la diferenciación y limitación que existe en dichas actuaciones  respecto a la obra nueva. En este sentido, la rehabilitación energética la basamos,  principalmente, en:

La sección constructiva de fachadas y cubiertas: 
para reducir  la demanda energética del edificio, mejorando  las  partes opacas y los huecos arquitectónicos en fachada y cubierta.

El tipo de instalaciones y equipos: 
para mejorar la eficiencia energética, mediante la  implantación de nuevos equipos con mejores rendimientos y menor consumo.

Las fuentes energéticas disponibles: 
cambiando el  combustible, diversificando las fuentes, orientando a  combustibles menos contaminantes e implantando  energías renovables en el sector doméstico.

Las características del edificio en el momento de plantearse una  rehabilitación energética son las que determinarán las necesidades de cada  edificio y el nivel de actuación, así como los ahorros que  podrán obtenerse con cada una de las medidas adoptadas.

Las actuaciones que nos podemos encontrar relativas  a este concepto de rehabilitación  energética las numeramos a continuación: 

  • Obras de rehabilitación de elementos comunes
1. Mejora de la eficiencia energética y la sostenibilidad en los edificios de viviendas, conforme a los objetivos establecidos en las exigencias básicas de ahorro energético y protección del medio ambiente.

2. Mejoras en la envolvente térmica, como son el incremento del aislamiento térmico, sustitución de carpinterías, protección solar, colocación de toldos  y otras técnicas tendentes a la eficiencia energética. 

3. Mejora en los sistemas de instalaciones térmicas para incrementar la  utilización de energías renovables.

  • Obras de rehabilitación de elementos privativos
1. Mejora de la eficiencia energética y la sostenibilidad en las viviendas, de forma complementaria a las condiciones del edificio; respecto a los requisitos de habitabilidad en cuanto a ahorro de energía.

2. Mejoras en la vivienda, como son el incremento del aislamiento térmico,  sustitución de carpinterías, protección solar, colocación de toldo y otras  técnicas tendentes a la eficiencia energética. 

3. Mejora en los sistemas de instalaciones térmicas para incrementar la  utilización de energías renovables. y otros sistemas de energías alternativas que fomenten el ahorro energético  y reduzcan la emisión de CO2 en los edificios.


Los objetivos que perseguimos con este tipo de actuaciones son los siguientes

Reducir el consumo de energía de las instalaciones existentes de calefacción, refrigeración y ACS.  y por lo tanto un ahorro energético.

Alcanzar los  requisitos mínimos de eficiencia energética establecidos en las normas CTE HE-1 y RITE-07


No hay comentarios:

Publicar un comentario